Las raíces son el cimiento y el motor de las plantas, ya que son capaces de obtener nutrientes y agua que, de otra forma, sería imposible para su desarrollo. Por ello, y aunque no las veamos, sus cuidados deben ser tan o más altos que la parte aérea, evitar el estrés durante el trasplante, la salinidad, las plagas y enfermedades, etc. En este artículo analizamos algunas pautas para estimular las raíces y el desarrollo radicular durante y en los primeros días después del trasplante.

La fertirrigación posterior al trasplante

En la 1ª o 2ª semana a partir del trasplante, suele ser frecuente aportar nutrientes de baja conductividad, como los fertilizantes orgánicos (aminoácidos, materia orgánica líquida, extractos húmicos, algas marinas, etc.), o bien mezclas que mejoran la respuesta de las raíces. Es habitual aportar nitrato amónico y fertilizantes hidrosolubles ricos en fósforo (NPK 13-40-13) a dosis bajas para que no perjudican la salida de raíces blancas o pelos absorbentes, muy sensibles a cambios bruscos en la rizosfera.

Consejos para evitar el estrés en las raíces durante el trasplante

Fácil disponibilidad de agua

La parte más importante de las raíces en una planta recién trasplantada son los pelos absorbentes o raíces blancas, ya que son los que más capacidad de absorber agua y nutrientes tienen. Sin embargo, son altamente sensibles a cambios bruscos de humedad, presencia de sales, temperaturas, etc.

Por ello, hay que cuidarlos desde el primer momento, aportando agua fácilmente disponible para fomentar su desarrollo, desplazar sales lejos del bulbo húmedo y fomentar la interacción con la microbiología.

 

1- Buena iluminación

Encontrar el punto óptimo de luz es fundamental para lograr un desarrollo equilibrado entre la parte aérea (tallo y hojas) y la parte subterránea (raíces).

Las plantas cultivadas al aire libre dependen fundamentalmente del clima y el agricultor tiene muy pocas posibilidades de modificarlo. Sin embargo, en los cultivos forzados en invernadero se pueden adaptar las condiciones de luz, humedad y temperatura.

Un exceso de luz reduce el desarrollo de la planta y le origina unas condiciones de estrés. En cambio, una falta de luz estimula el desarrollo del tallo, gastando una enorme cantidad de energía que impide la formación de raíces.

 

2- Evitar concentraciones altas de sales en el suelo

Especialmente si se ha plantado un ciclo de cultivo anterior al trasplante, es importante comprobar que el nivel de sales es el adecuado para el desarrollo de nuevas raíces y no va a causar ningún problema.

Por ello, la técnica por la que optan muchos agricultores es evitar utilizar el mismo agujero de siembra de la campaña anterior, moviendo la línea portagoteros y adaptándola a una nueva zona de plantación.

 

3- Aportar bioestimulantes radicular

Los bioestimulantes son un recurso importante a la hora de fomentar un mayor desarrollo de raíces. Se llaman así ya que tienen como valor “estimular” una parte de la planta o cubrir una etapa de desarrollo del cultivo.

Los bioestimulantes radiculares son encargados de fomentar una mayor producción de raíces y una mayor longitud de las ya existentes.

  • Bioestimulantes basados en materia orgánica o aminoácidos: aporta energía y carbono libremente disponible, a la vez que fomentan un entorno en la rizosfera apropiado para su desarrollo.
  • Bioestimulantes basados en algas marinas: contienen elementos estimulantes como fitohormonas naturales, oligosacáridos y sustancias activas que activan la salida de nuevas raíces.

 

Échale un ojo a estos productos de la gama Agran que pueden ayudarte en este preciso momento del cultivo, en el que lo más importante es evitar el estrés durante el trasplante en las raíces:

🌱AUGEO: activador fisiológico de raíz con un perfil auxínico clave para producir nuevas raíces y pelos absorbentes.
 
🌱RENOVO: promotor de microbiología autóctona con oligosacáridos y materia orgánica concentrada.

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