Existen 3 problemas pincipales del trasplante, que es una operación muy sensible que pone en riesgo toda la labor realizada en la germinación de semillas hasta la fecha de plantación. Las plántulas son muy poco tolerantes a los cambios de temperatura y humedad en el suelo en sus primeras etapas de vida, por lo que suelen sufrir el denominado ”shock de trasplante”. Para conseguir el éxito y la viabilidad de todas las plantas, en este artículo vamos a hablar de cómo evitar esos problemas.
Los 3 problemas principales del trasplante.
Los factores más importantes a controlar son climáticos y aquellos relacionados con la humedad del suelo. Sin embargo, es importante realizar una buena labor de suelo y prepararlo para su plantación, aportando materia orgánica y mejorando sus propiedades de textura y retención de humedad.
Vamos a analizar los puntos más importantes para lograr un buen trasplante.
1. El mantenimiento del suelo
El suelo es un ente vivo, por lo que hay que cuidarlo y mejorarlo continuamente. La agricultura intensiva a la que estamos sometida hace mellas sobre él, por lo que tenemos un grandísimo aliado con la materia orgánica o compost.
Las plantas recién instaladas en un suelo necesitan humedad y nutrientes con bajo contenido en sales, por lo que la elección ideal es aportar una buena capa de materia orgánica al suelo.
Consejo adicional
Es importante que esta materia orgánica o compost vegetal se encuentre previamente descompuesto, ya que en el caso de que aun esté fresco, con temperaturas cálidas libera gases de amonio (amonificación), que son altamente tóxicas para las raíces.
En suelos de uso intensivo, se aporta entre 30 y 40 t/ha de materia orgánica, manteniendo unos niveles en análisis de suelo por encima del 2% como condición ideal.
Con ello, obtendremos las siguientes ventajas:
- Aporte de nitrógeno sin excesivo aporte de sales y conductividad
- Mejora la interacción con la microbiología, muy favorable en condiciones de desarrollo de raíces por las plantas.
- Regula la temperatura y mejora la calidez de las raíces
- Actúa como efecto tampón frente a cambios bruscos de pH o conductividad.
- Compleja nutrientes y los mantiene atrapados en el entorno de las raíces, libremente disponibles para ellas.
- Controla la humedad del suelo y permite un desarrollo más rápido de las nuevas raíces en formación.
2. Control de la humedad antes del trasplante
La humedad es uno de los problemas principales del trasplante, ya que con ello se minimiza los cambios bruscos a los que va a ser sometida la plántula. Por ello, es importante que el suelo se encuentre con una ligera humedad, cerca del tempero, pero sin que dificulte las operaciones de colocación de la plántula.
Inmediatamente después, las raíces necesitarán agua libremente disponible, por lo que se suelen dar riegos generosos, siempre sin encharcar, que consiga hidratar rápidamente la planta joven.
La humedad ambiental también es importante, siendo ideal una concentración media más alta para evitar una alta traspiración.
Por otro lado, evitaremos el trasplante en condiciones de viento fuerte, ya que es un estrés que afecta a su instalación y aumenta las posibilidad de sufrir el “shock de trasplante”.
3. Prevenir plagas y enfermedades
Un suelo desequilibrado fomenta el desarrollo de hongos y nematodos que afectan a las plantas. La mayoría de ellos necesitan condiciones de humedad altas, por lo que suelen activarse en los primeros riegos del trasplante.
Por ello, es conveniente prevenir su desarrollo antes del trasplante, utilizando productos contra ellos (de uso convencional o ecológico) así como recurrir a técnicas tradicionales pero efectivas como la solarización.
Especies hortícolas como melón, sandía y pepino, así como Solanáceas tipo tomate y pimiento son bastante sensibles a la aparición de enfermedades de suelo, raíz y cuello, especialmente en el trasplante.
Si hemos hecho bien los deberes de cuidado del suelo, controlando la humedad del suelo y eligiendo las horas más suaves del día para el trasplante, tendremos una alta probabilidad de éxito.
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