En las últimas décadas, los avances tecnológicos han permitido que el sector agrícola incorpore múltiples innovaciones para mejorar los cultivos y aumentar su resistencia y resultados. Sin embargo, la globalización y el incremento de la población y la demanda de productos agrícolas ha provocado cambios tanto en los sistemas productivos como en los cultivos. Como consecuencia, la productividad y calidad del suelo agrícola está sufriendo y viéndose afectada. Por ello, hoy queremos presentar una solución: los ácidos húmicos.
Este tipo de sustancia proporciona derivados de la materia orgánica, lo que constituye una solución para reducir el fuerte impacto de las actividades perjudiciales para la agricultura, obteniendo así beneficios tanto para el suelo como para las plantas.
De este modo, los ácidos húmicos son cada vez más importantes ya que factores como la contaminación, la filtración de nitratos y la misma erosión natural del terreno están provocando que la dificultad para conseguir unos buenos resultados sea mayor.
Ácidos húmicos: qué son
En todos los suelos hay una capa superficial que contiene una gran cantidad de materia orgánica. Esta materia orgánica procede de la descomposición de organismos vivos como, por ejemplo, otras plantas, animales o microorganismos.
Los ácidos húmicos son una combinación de moléculas que se producen como resultado de la oxidación y la descomposición de dicha materia orgánica. Por ello, podríamos decir que l se forman a través de un proceso progresivo de humificación. Este proceso de descomposición, formación y comprensión determinada la calidad de los ácidos húmicos que se encuentran en la tierra.
También es importante resaltar que pueden estar formados de distintas maneras, aunque solo se puedan clasificar de un único modo en base a su solubilidad.
Por ejemplo los ácidos húmicos derivados de un destilado alcohólico vegetal, como la remolacha o la caña de azúcar, no tienen la misma calidad que otros procedentes de materiales minerales como la leonardita.
Por otro lado, cabe destacar que las sustancias húmicas se pueden dividir en tres grupos: los propios ácidos húmicos, los ácidos fúlvicos y las huminas. No obstante, en la agricultura nos interesan únicamente los dos primeros, ya que son los que proporcionan los mayores beneficios y aplicaciones prácticas para el cultivo.
Beneficios de los ácidos húmicos
Los ácidos húmicos, como otras sustancias orgánicas, proporcionan múltiples beneficios al suelo y a las plantas. Algunos de los más destacables son:
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- Favorece el desarrollo microbiológico.
- Aumenta la absorción de sustancias no solubles.
- Facilita la asimilación de micronutrientes y macronutrientes.
- Mejoran la fertilidad del suelo.
- Favorecen la absorción de nutrientes ya que potencian el crecimiento de las raíces.
- Mejora la estructura, retención de humedad y aireación del suelo.
- Aumenta la Capacidad de Intercambio catiónico (CIC)
- Contribuye al desarrollo del sistema radicular de las plantas, combatiendo así los efectos de la erosión.
Origen y producción
Como se ha comentado anteriormente, el origen de los ácidos húmicos lo encontramos en la materia derivada de la descomposición de microorganismos vegetales y animales.
Sin embargo, para extraerlos es necesario llevar a cabo un proceso químico, mediante el que se separan los ácidos fúlvicos y la humina, que es la sustancia no soluble. Esta división se produce porque, por un lado, las sustancias fúlvicas son solubles en todo tipo de pH, mientras que las húmicas solo lo son en el medio alcalino.
En consecuencia, cuando se lleva a cabo este proceso de extracción, la parte precipitada al acidificar la materia orgánica son los ácidos húmicos. Después, se llevan a pH alcalino y se solubilizan de nuevo, obteniendo finalmente el deseado producto.