El trasplante, junto con la etapa de floración y cuajado, es una de las etapas más críticas en el cultivo de melón y sandía. Esta operación es llevada a cabo entre los meses de febrero y marzo bajo cultivo de invernadero, y un poco más atrasado cuando se cultiva en el exterior, aguardando la llegada de temperaturas más primaverales que tanto necesitan las plantas cucurbitáceas.

En este artículo nos queremos explicarte los 6 puntos más importantes para un trasplante de sandía y melón exitoso.

La importancia de un sistema radicular sano

Al igual que los cimientos de un edificio, el sistema radicular es la base de sostén de cualquier planta y, aunque no podemos contemplarlas, es la clave de éxito de cualquier cultivo de alta producción.

Las raíces son el medio de conexión entre el suelo y la planta, aportando nutrientes y agua que, gracias a la fotosíntesis, formarán proteínas que permitirán la formación de nuevas hojas, tallos, flores y frutos.

Frente a un trasplante, debemos asegurarnos de disponer un sistema radicular fuerte y sano, formado por raíces de aspecto reluciente, tonalidades blancas y síntomas de juventud. Una plántula sana debe de estar formada por un gran número de pelos absorbentes. Éstos son los que, en primera instancia frente a un trasplante, pondrán en marcha toda la maquinaria de captación de agua para evitar cualquier situación de estrés o colapso.

Los síntomas de una planta con un sistema radicular sano y apta para el trasplante son:

  • Alta presencia de raíces de color blanco con aspecto sano.
  • La superficie de las raíces va acorde con el tamaño de la parte aérea (tallos y hojas).
  • Formación de pelos absorbentes por debajo del cepellón.
  • La arquitectura de la raíz se distribuye homogéneamente por toda la superficie, con alta presencia de raíces de desarrollo horizontal.
  • El cuello de la planta (unión de las raíces con el tallo principal) no presenta coloraciones pardas y tiene un aspecto robusto y crujiente.
  • Las hojas de la planta tienen un color verde natural y existen yemas apicales

 

Raíces de sandía

6 puntos clave en el trasplante de melón y sandía

1. Reducir estrés post trasplante

 El trasplante es una situación de estrés donde se cambian drásticamente las condiciones de humedad, luz y temperatura de una planta. La reacción natural ante esto es la pérdida de la turgencia celular, lo que desemboca en un aspecto apagado y débil, conocido en el argot agronómico como “tristeza”.

Por ello, el trasplante se debe realizar lejos de las horas centrales del día, con temperaturas más suaves y sin un exceso de iluminación. Además, debemos mantener el suelo en un estado de tempero o humedad ideal para que las raíces recién plantadas tengan libre disponibilidad de agua en las etapas posteriores.

A continuación, se suele aportar agua para humedecer las raíces y favorecer la rápida hidratación y turgencia de toda la planta.

2. Evitar excesos de humedad

El lado opuesto al punto anterior es un exceso de agua aportada en unas raíces muy sensibles, favoreciendo la pudrición y la falta de oxígeno en el suelo. El aspecto físico de la planta es muy parecido a la falta de agua, pero justamente ocurre lo contrario.

Este problema se suele dar en suelos que almacenan un alto porcentaje de arcillas, un material poco poroso que retiene muy fácilmente la humedad y causa encharcamientos ante un exceso de aporte agua.

3. Prevenir y controlar plagas, hongos y enfermedades de raíces y de cuello

Controlar el estado sanitario de la planta es fundamental para conseguir un trasplante exitoso y el desarrollo posterior de una planta productiva.

En suelos con problemas de hongos, el aumento de la humedad con los primeros riegos del trasplante y las temperaturas con tendencia a ser más cálidas, favorecen la entrada de hongos y enfermedades que afectan a las raíces y al cuello de la planta, causando pudrición.

Algunos de estas enfermedades pueden estar causadas por Phytophthora, Fusarium, Pythium, Verticilosis, Didymella bryonae.

También hay que prestar atención a ciertas plagas de ocurrencia en el suelo que también pueden afectar a las raíces y al cuello, como es el caso de moscas esciáridas (mosca del mantillo), caracoles, orugas y nematodos.

Antes del trasplante debemos asegurar que el suelo tiene una baja carga de hongos y bacterias patógenas.

De lo contrario, corremos el riesgo de que nuestras plantas se vean afectadas desde el primer momento del trasplante.

La aplicación de materias activas preventivas frente a hongos de suelo o, en agricultura ecológica, uso de hongos beneficiosos (Micorrizas, Trichodermas y solarización, son altamente recomendables.

Debemos estar atentos frente a cualquier síntoma de marchitez que nos permite identificar un problema de este tipo.

4. Evitar concentraciones altas de sales en el suelo

La parte más importante del sistema radicular en un trasplante son los pelos absorbentes, diminutas raíces jóvenes y de color blanco que tienen una gran capacidad de absorber agua y nutrientes. Sin embargo, son especialmente sensibles a la salinidad. Debemos evitar el uso de altas cantidades de fertilizantes salinos durante los primeros días del trasplante, siendo recomendable el uso de riegos solo con agua o fertilizantes orgánicos (no aportan mucha conductividad).

5. Control de la humedad y los riegos

La humedad es un factor fundamental para favorecer el desarrollo de las primeras raíces y evitar problemas de asfixia radicular.

El tempero o la capacidad de campo es el estado del suelo en el que conserva una relación de oxígeno y agua ideal para el desarrollo de cualquier cultivo, libremente disponible para su absorción por las raíces.

Los primeros riegos posteriores al trasplante será largos, conocidos como riegos de asentamiento, logrando un bulbo húmedo que cubra toda la superficie de las raíces, pero siempre sin encharcar.

6. Uso de materia orgánica y nutrientes para la raíz y fomento de la diversidad de la microbiología

Una vez hemos realizado el trasplante de una manera exitosa, solo queda seguir algunas sencillas pautas para estimular el desarrollo del sistema radicular y conseguir una planta fuerte y vigorosa.

El aporte de materia orgánica es una de las primeras recomendaciones antes de plantar. Un suelo fértil es aquel que contiene, al menos, un 2% de materia orgánica total.

Su aplicación antes del trasplante tiene enormes beneficios para el transcurso de la campaña de melón y sandía:

  • Mejora la retención de humedad pero con una correcta oxigenación de las raíces.
  • Actúa como tampón frente a cambios bruscos de pH que pueden dañar los pelos absorbentes.
  • Retiene los nutrientes y facilita el intercambio con la planta.
  • Activa la microbiología beneficiosa del suelo.
  • Mejora la temperatura del sustrato y favorece un mayor desarrollo radicular.

Cada vez más damos importancia a un suelo vivo, con alta presencia de todo tipo de microorganismos (bacterias, hongos, nematodos y un largo etcétera). Muchos de estos seres vivos realizan acciones junto con la raíz, aumentando la capacidad de las mismas de captar nutrientes y agua. A cambio, la planta cede al suelo azúcares muy importantes para continuar con el crecimiento de estos organismos microscópicos.

Un suelo fértil es un suelo con alta diversidad, reduciendo a su vez la acción de hongos y nematodos patógenos para el desarrollo de la planta.

Productos recomendados para trasplante de melón y sandía

Estos son los 6 puntos más importantes para un trasplante de sandía y melón exitoso. Pero frente a la fragilidad de las raíces recientemente trasplantadas, debemos buscar alternativas nutricionales que no aporten conductividad, como las soluciones orgánicas y ricas en materia orgánica.

Recomendamos el uso de extractos húmicos y materia orgánica líquida de aplicación directa al riego, fomentando la presencia de nutrientes y el rápido desarrollo de la microbiología autóctona del suelo.

Por otra parte, existen productos que actúan directamente sobre el sistema radicular, proporcionando energía fácilmente disponible para la planta y una correcta relación fitohormonal que estimula la producción de nuevas raíces.

  • Aminoácidos (Agran Amino 10): proporciona nitrógeno orgánico y aminoácidos de síntesis fácilmente asimilables por las raíces y con muy baja conductividad.
  • Extracto de algas (Augeo): proporciona una relación fitohormonal idónea en auxinas y citoquininas para estimular la producción de nuevas raíces.
  • Materia orgánica líquida (Renovo): estos productos favorecen unas condiciones idóneas en el bulbo húmedo para aumentar la asimilación de agua y nutrientes, al tiempo que favorecen un mayor desarrollo de la microbiología beneficiosa para la planta.

Síntomas de una planta con problemas de raíces

Una planta con un sistema radicular pobre tendrá muchos problemas para producir frutos y será mucho más sensible frente a plagas, enfermedades y cualquier tipo de estrés climático (calor, frío, etc.)

Por ello, hay varios síntomas que nos ayudan a observar una planta con problemas de raíces:

  • Raíces de aspecto marrón o negro, muy humedecidas y con una textura acuosa.
  • Baja cantidad de raíces, las cuales no sobresalen por el cepellón.
  • Sin presencia de pelos absorbentes o raíces blancas.
  • Arquitectura de raíz desequilibrada, sin presencia de raíces de crecimiento horizontal.
  • Daños físicos en el sistema radicular: raíces partidas, torcidas o dañadas.
  • El cuello de la planta presenta un aspecto blando y colores oscuros o pardos.

 

Entradas recomendadas