El olivo es uno de los cultivos más importantes de España, ocupando miles de hectáreas. De hecho, en algunas zonas como Andalucía, constituye la principal producción agrícola. Por ello, mantener en buen estado el cultivo y conocer las enfermedades del olivo es vital para asegurar el buen devenir del sector.
Cada año, de ellas salen una gran cantidad de toneladas de oliva que se utilizan para diferentes fines. Uno de ellos es para la venta del fruto como olivas o aceitunas, aunque seguramente lo más importante del olivar es la cultura que rodea la producción de aceite de oliva. Un producto que se encuentra presente en la mayoría de platos de la receta mediterránea, pero que también es cada vez más valorado en otras partes del mundo.
Estas son algunas de las enfermedades más frecuentes.
Tuberculosis del olivo
Una de las enfermedades del olivo más comunes en España es la tuberculosis del olivo. La enfermedad empieza como consecuencia de una bacteria. Esta produce tumores en la planta, así como un secado de las ramas y mal sabor a los frutos. Además, también ocasiona heridas en todas las partes del árbol, desde el tallo hasta las hojas.
De este modo, además de las consecuencias en el estado de la planta, uno de los efectos más preocupantes es el peor sabor del fruto y la disminución de su calidad. Por tanto, es importante detectar cuanto antes esta enfermedad, ya que si no lo hacemos podría terminar afectando a la calidad de la cosecha.
Aceituna jabonosa
La aceituna jabonosa es una enfermedad típica de la estación otoñal, cuando la aceituna ha empezado a madurar. Además, también se ve favorecida por la humedad y las épocas de lluvia.
La primera señal de esta enfermedad es una mancha aceitosa en el fruto. Posteriormente, se empieza a expandir por la aceituna. De este modo, sus consecuencias son principalmente las siguientes:
Por un lado, una vez afecta al pedúnculo, puede terminar provocando que se rompa, con la consecuente caída prematura del fruto al suelo.
Por otro lado, si la aceituna no cae, es bastante probable que adquiera un sabor muy ácido cuando se haya recogido.
Algunas formas de evitar la extensión de esta enfermedad es la recogida del fruto cuando aún no está maduro o la separación de aquellas partes de la planta afectadas.
Repilo
El repilo es otra de las enfermedades del olivo más extendidas en la agricultura española. Esta enfermedad se produce como consecuencia de un hongo que se instala en las hojas de la planta. Además, una vez en contacto con ella, se puede propagar con gran facilidad y sobrevivir en muchas condiciones difíciles.
La principal manifestación del repilo son las manchas en forma de círculo que aparecen en las hojas del olivo. Eso sí, las manchas sólo aparecen en el haz. Su color puede variar, adquiriendo tonos verdes, amarillentos o marrones. No obstante, si no se combate la enfermedad, estas manchas pueden llegar a ser de color negro debido a la formación de conidias.
En cuanto a sus consecuencias para el árbol, el repilo provoca que las hojas caigan de forma prematura, así como un empeoramiento de la salud de la planta. Por ello, termina afectando considerablemente a su productividad.